Gracioso.
No, no lo había leído. Y sí, un poco.
De hecho cuando leía el mail que contesto veía como manuela revolvía un café con leche en una taza sin mango y con los bordes sucios, atrincherada entre botellas, cajas de pizzas y platos sucios, y la miraba con ojos tontos. Y pensaba, qué linda.
Y me dio gracia. Me dio gracia el mail. Tanta que que llegué a reírme en voz alta y manuela me preguntó "¿qué?" Y yo dije: "nada, nada,... mi padre".
Pero después, mientras lavaba los platos y manuela ya se había ido, repasaba el mail y se me ocurrió que quizá era algo serio. Que el mail sólo estaba dirigido a mi y que había un reproche medio escondido. "No, no creo que sea eso, obvio, pero quién sabe, soy medio persecuta" medio que concluí mientras le ponía más detergente a la esponja. "O lo grave, quizá, es la situación. Quizá es serio todo. Quiza en el sur piensan lincharlo, y yo me río, me deleito con los post del político bobo como si tuviera en frente fragmentos bien escritos por un personaje salido de una novela de Vonnegut" concluí más tarde, dejando caer un telón sobre el tema.
Y ahora tengo quince minutos.
Y qué se puede decir.
La bitácora desde el primer día estuvo abierta al público, era cuestión de tiempo.
Y: ¿Cuál es el escándalo? ¿Qué es un escándalo? ¿Cuánto duran?
En fin. Esas preguntas no las pude responder, obviamente, y sobrevuelan. Y para eso te llamé y vos tampoco pudiste, o no tenías el tiempo. Me dijiste que estabas con tus compañeros de fórmula, armando los carteles (gracioso dije), te llamo más tarde, dijiste.
Entonces. Qué sé. Qué me desayunó el chino, me amplio marcos: descubrieron el blog, y tu partido se emputó, sobre todo por el nombre, el político bobo. ¿Deep shit?
¿O la cagada es no estar en Marruecos?¿Agarrarse a las piñas con gente siniestra? (Eso me hace acordar a Dogville: el pueblo como una representación teatral de todas la mierda de la vida, todo lo bajo llevado a su paroxismo.)
No sabemos.
Me contaste una vez por mail que Sartre decía que estamos ante dos nadas, que todo es demasiado absurdo, que conviene asumir la vida tal cual aparece y tratar de hacer algo bueno con eso, hacer política.
Militá me dijiste. O agarrá las riendas, no me acuerdo.
Beckett, me dijo una profesora ayer, veía todo como los existencialistas franceses, incluso compartió la postguerra, o sea, eran contemporáneos, pero él decía que con respecto al absurdo lo mejor es enterrarse en él: militar por el absurdo (por los mismos motivos decía que es ridículo hablar de absurdo).
Sartre lo racionaliza y le saca provecho; Beckett, que se murió loco, lo intensifica.
Que qué quiero decir con eso.
No sé.
Que la decisión de hacer algo es siempre personal y nunca es liviana. Que como el blog, que desde que se escribió la primera entrada está abierto al público, desde que entrás en política todo está abierto, todos los quilombos, la mala leche, empezar a mentir, empezar a dejar de hacer lo que quisieras, los dilemas, etc., son todos posibles, y otra vez, es cuestión de tiempo.
Por eso: ¿Cuál es la cagada? O qué te puedo decir: yo te digo: no sé cuál es la cagada ni qué puedo decir (todavía sabiendo). Acá hay un clima bárbaro, voy a lavar los platos y más tarde salgo para la facultad. No te puedo decir mucho más. O sino: ¿"que salgas bien de esta"? Y qué sé yo ¿Qué implica "salir bien de esta"? ¿Qué es "esta"? Otra vez, no sé.
Yo creo que confío en el tiempo.
Creo que vos también confiás en el tiempo.
Madre también confía en el tiempo, y quizá con más entereza se me ocurre, o más dignamente.
Y lo decimos en un buen sentido: el tiempo con un martillo y un formón en la mano y de muy buen humor. Tiene buena madera y tiene buenas ideas, es creativo.
Y por eso, tal vez, leo tu mail y no siento tu remordimiento.
Tampoco tu bajón. No siento que sientas que te mandaste una cagada.
En parte, creo, por esa confianza, después porque, básicamente, no sabemos qué.
Te mando un abrazo, me quedé sin tiempo
f.
sábado, 8 de septiembre de 2007
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